Las ciudades son las que consumen más del 50% del gasto energético del planeta y generan el 80% de los gases de efecto invernadero, de modo que resulta una obligación que tomemos consciencia y hagamos un cambio radical de paradigma, apostando por la construcción de la Smart City.
Este concepto se refiere a disfrutar de una ciudad inteligente, es decir, utilizar las infraestructuras, tecnología e innovación que existe para reducir el consumo energético y disminuir las emisiones de Co2, utilizando los recursos de forma eficiente e inteligente, para ahorrar energía, reducir costes y mejorar la calidad de vida de las personas, los animales, las plantas y el medio ambiente.
Una gran y necesaria transformación
Para conseguir una Smart City es necesario un cambio en el desarrollo de seis grandes bloques. Estos apartados son:
- Economía; haciendo hincapié en las nuevas oportunidades, la productividad o las interconexiones locales y globales
- Gobierno; Gestionar mejor los servicios online y apostar por la máxima transparencia y participación de la ciudadanía.
- Personas; Es necesario que los ciudadanos formen parte activa de este cambio
- Hábitat; Utilizar las mejores herramientas en el menor tiempo de actuación, en cuanto a la sanidad, la educación o la seguridad
- Movilidad; Apostar por la movilidad eléctrica
- Medio ambiente; Sensores inteligentes que recopilen datos sobre la planificación urbana, sistemas de protección medioambiental, edificios inteligentes, energías renovables, etc.
Beneficios de una Smart City
Con la construcción de la ciudad inteligente se obtienen nuevas mejoras como el aumento del compromiso de todos nosotros, mediante servicios digitales de calidad e intuitivos, herramientas de colaboración, apps, portales web, portales de autoservicio, etc. En definitiva, la expansión de los servicios digitales en las comunidades consigue que la Smart City sea un lugar más atractivo para los ciudadanos y promueve una experiencia conectada, para generar relaciones más cercanas con los ciudadanos a través de datos accesibles del gobierno, como pueden ser mapas interactivos, presencia en redes sociales, reuniones del Ayuntamiento transmitidas por canales online, cuadros de mando del gobierno, transparencia de presupuestos, etc.
Comunidades más seguras; Una ciudad inteligente es también una ciudad más segura, gracias a tecnologías como el reconocimiento de matrículas, los canales para acceder a un servicio de emergencias, centros de delincuencia conectados, etc.
Mejora en el medio ambiente; Los edificios inteligentes con eficiencia energética o las fuentes de energía renovables brindan nuevas formas para reducir el impacto ecológico de las ciudades, mediante algunas medidas como los sensores de calidad del aire para ver dónde hay más o menos contaminación e incluso identificar las causas de la misma y desarrollar, así, planes de acción efectivos para combatirla.
Transporte mejorado; Las tecnologías inteligentes permiten hacer un uso más eficiente y optimizado del transporte y aumentar su seguridad, porque todo está conectado y se optimiza el flujo de tráfico, aliviando la congestión durante los momentos de hora punta, tanto de vehículos como de usuarios.
Si sumamos esfuerzos, podremos beneficiarnos nosotros y al planeta de todo lo que ofrece la construcción de una Smart City.