Durante los nueve primeros meses del año ha habido una caída de los beneficios empresariales, que no se apreciaba desde el año 2012. Según el Banco de España ha habido una desaceleración generalizada de la actividad en todos los sectores y tipos de empresas, además de una moderación en lo que se refiere a los salarios y esto ha provocado que afloren las vulnerabilidades financieras entre las empresas, que no se apreciaba desde que comenzó la recuperación económica.
La Central Trimestral de Balances del Banco de España recoge el Resultado Ordinario Neto de las empresas y se ha determinado que ha habido un descenso del 1%, si lo comparamos con el mismo periodo del año anterior, lo que supone un paso atrás en los últimos nueve años y, más, si tenemos en cuenta que durante los seis años anteriores esta cifra había aumentado un 13% anual de media.
Si en lugar de visualizar los datos acumulados se analizan la evolución que ha habido por trimestres aún se observa el descenso de una forma más evidente, porque en enero y marzo seguían existiendo beneficios, de un 9,4% anual, pero en el segundo trimestre hubo un descenso del 3,3%, aunque la cifra acumulada hasta el mes de junio seguía siendo en positivo. En el tercer trimestre, en cambio, esta cifra empezó a bajar con fuerza alcanzando un 5,4% de descenso.
¿Cuáles son las causas?
Hay distintas causas por las que se ha producido este descenso, ya que ha influido la desaceleración generalizada de la actividad, la cual ha provocado que el valor de la producción se frenara al 0,3%, lo que años anteriores había crecido hasta el 6%. El descenso de las ventas y los gastos de personal siguen al alza 2,9%, lo que ha llevado a un descenso del Resultado Bruto de la Explotación hasta el 1,6%.
Durante los años 2017 y 2018 se producía un gran alivio de los costes financieros (un ahorro medio del 7%) tanto por los tipos de deuda, como por la rebaja y por el desapalancamiento de las empresas. Actualmente este descenso es mucho más reducido, del 3%, lo que hace que el Resultado Ordinario Neto pierda fuerza y caiga un 1%.
El deterioro total, por su parte, una vez se aplican los ingresos y los gastos atípicos, es mucho más profundo, de un 44,5%, aunque son cifras aquejadas con una gran variabilidad, ya que el resultado del año anterior estaba más inflado por los ingresos pocos usuales de aquel año y las valoraciones de los activos en las empresas, han sufrido un gran recorte que llega hasta el 64,5%. Y dado estos malos resultados, las empresas cada vez están más reticentes a contratar, subir salarios, etc.