Aunque no lo creamos, los coches eléctricos hace mucho tiempo que existen, es más, en la primera década del siglo XX, este tipo de coches representaban un tercio del parque móvil. Tras dejarlo de lado casi un siglo, actualmente los coches eléctricos vuelen a ser una alternativa a los coches de combustión interna. Gracias a las baterías con mayor capacidad y a los grandes avances tecnológicos, actualmente podemos ver coches eléctricos por el centro de cualquier ciudad.
Sin embargo, después de tanto tiempo utilizando únicamente coches diésel y de gasolina, ya no sabemos cuáles son los conceptos y factores que hacen que un coche eléctrico sea mejor o peor que otro. De esta forma, en el artículo de hoy hablaremos sobre algunos conceptos básicos que debemos conocer si queremos poder hablar de coches eléctricos con personas entendidas.
La batería de los coches eléctricos
La batería eléctrica la debemos entender como un almacén en el que se guarda toda la energía química. Dentro de la batería pueden hacer una o más celdas electroquímicas que convierten esta energía química en corriente eléctrica. Aunque existen distintos tipos, la batería más utilizada actualmente en el sector del automóvil son las baterías de iones de litio.
La capacidad de una betería se medirá según la carga que puede almacenarse en ella, esta capacidad se puede medie en amperios-hora (Ah). De esta forma, si una batería tiene una capacidad de carga de 1 amperio-hora significa que puede suministrar una intensidad de corriente de 1 amperio durante 1 hora.
La densidad de una batería es la relación de la masa por unidad de volumen de electrolito. Para que lo entendamos mejor, una gran densidad de energía permitirá acumular mucha más carga por unidad de peso y volumen. De esta forma, cuanto mayor es la densidad de la batería, menor peso y tamaño podrá tener la batería.
Por otro lado, el kWh se entiende como la capacidad de energía que puede transferir una batería, tanto puede ser suministrándola al motor como recibiéndola de un cargador. De esta forma, debemos entender que la cantidad de energía que una batería es capaz de suministrar depende directamente de su capacidad y voltaje.
La medida kWh también sirve para expresar la capacidad de carga en relación a la velocidad en la que la batería se carga. Como ejemplo, si una batería dispone de 90 kWh se necesitarán 75 minutos para recargar la batería desde 0% hasta 100%.
Finalmente, cabe destacar que los kWh sirven para expresar el consumo, la capacidad y tiempo máximo a la que la batería se puede cambiar de un modelo de coche eléctrico. Siempre teniendo en cuenta que el tiempo de carga puede variar en función del amperaje y voltaje del suministro.